Mauricio Zinna, un afinador de pianos con tradición familiar

Mauricio Zinna es Profesor de Música y Director Coral, formado en la Universidad Nacional de Cuyo. Actualmente se desempeña como Director del Coro y Ensamble “Fusión Vocal Mendoza”, organismo independiente al cual dirige desde su creación, en el año 2015. Paralelamente, se dedica profesionalmente a la restauración y afinación de pianos y armonios en su empresa familiar.

-¿Cómo empezó tu relación con la música?

-Desde chico tocaba el piano, tuve algunos profesores particulares, hasta que decidí estudiar música en la UNCuyo. Ingresé a la Licenciatura en Piano (que luego cambié por Dirección Coral) y posteriormente al Profesorado de Música. Durante el cursado de la materia “Canto Coral” conocí al Maestro Víctor Armendáriz. El día que rendí y aprobé el examen de su cátedra quiso hablar conmigo. Me propuso integrar uno de sus coros, el “Coral San Ignacio”, e integrar además el coro masculino formado recientemente para realizar la ópera ¨Rigoletto¨ (de Giuseppe Verdi) en el Teatro Independencia. Acepté las propuestas y cuando vi lo que era el mundo de la ópera, quedé encantado. A partir de ese momento nunca más abandoné el ámbito coral. Con Víctor forjamos una linda amistad y transitamos unos cuantos años juntos. Él ha sido mi mentor y maestro en el ámbito coral. Fui coreuta suyo, jefe de cuerda y director asistente, y con el tiempo terminé siendo director titular de varios coros. Luego surgió la posibilidad de formar un coro independiente que terminó siendo Fusión Vocal Mendoza, el único coro que dirijo en la actualidad, ya que debo compatibilizarlo con mi labor con los pianos.

-¿Con quién aprendiste a afinar pianos?

-Me inicié en la afinación y reparación de pianos con mi abuelo, Carlos Zinna. Él comenzó reparando armonios (oficio que también heredé de él). A sus ocho años de edad se metió a escondidas en el templo de la iglesia en la que su padre (mi bisabuelo) era Pastor, porque el armonio (que ambos tocaban) había dejado de funcionar. Lo desarmó, encontró la causa del problema y lo hizo funcionar nuevamente. Eso despertó su pasión y vocación por la profesión.

Ahí empezó la historia de los Zinna ligada a los armonios, y posteriormente, a los pianos. Años más tarde, siendo mi abuelo estudiante de la UNCuyo (era organista), se encontró con Juan Más Xarrié, un catalán técnico afinador de pianos. Este hombre se había radicado en Mendoza y había trabajado en una reconocida fábrica de pianos de Barcelona (Ortíz & Cussó). Más Xarrié atendía los pianos de la UNCuyo y mi abuelo, a fuerza de insistencia, pudo lograr que le enseñara el oficio. Luego de formarse, Carlos Zinna abrió su propio taller y con los años terminamos dedicándonos a esto, él, mi tío Carlos y yo. Actualmente, soy la tercera generación de técnicos afinadores de pianos en la familia. Tengo mi propio taller en Luján de Cuyo donde también mi papá me ayuda mucho con mis trabajos, ideas y proyectos.

“Armonio de la Parroquia San José de Guaymallén reparado por Carlos y Mauricio Zinna”

-¿Cómo aprendiste a restaurar y afinar pianos?

-Al principio mi idea no era dedicarme a esto, sino aprender a afinar mi propio piano. Luego, al interiorizarme en el tema, me enamoré de la actividad y le dije a mi abuelo que quería aprender para dedicarme profesionalmente. Entonces, me hizo comprar dos pianos literalmente destruidos y pasaron a ser mis “pianos escuela”. Debía repararlos desde cero y así empezó la aventura. Reparé los pianos, empecé a trabajar con él en su taller y en trabajos a domicilio. Así estuve diez largos años, hasta que finalmente un día él consideró que ya estaba preparado para salir a trabajar solo y que ya sabía todos los “secretos” de la profesión.

En 2015 monté mi propio taller en Luján de Cuyo, que no deja de evolucionar y mejorar. Allí cuento con todas las máquinas y herramientas específicas para la reparación de pianos y armonios. En la actualidad poseo una cartera de más de 400 clientes en Mendoza y algunos otros fuera de la provincia. Entre ellos se encuentran músicos, instituciones, estudios, etc.

“Trabajos en un piano de cola”

-¿Cuántos tipos de pianos existen?

Hay varios tipos de pianos y a grandes rasgos podríamos simplificarlos en dos grandes grupos: los acústicos y los electrónicos. Nosotros nos dedicamos a los acústicos, que a su vez tienen, entre otros, como principales exponentes los pianos verticales (también llamados “de pared”) y a los pianos de cola (los que suelen verse en las salas de concierto).

-¿Cuáles son las partes de un piano?

-Un piano cuenta con un gran número de piezas, pero a grandes rasgos podríamos nombrar al mueble con sus respectivas tapas, el teclado (de 88 notas en el piano moderno); la máquina (encargada de realizar la acción que produce el sonido al golpear las cuerdas); el clavijero (desde donde se afina el piano); el encordado (que contiene unas 224 cuerdas); el armazón (una pieza de hierro en forma de arpa que contiene al encordado); la tabla armónica (elaborada en madera de abeto, encargada de proporcionar la resonancia) y los pedales (generalmente tres en el piano moderno).

“Piano al desnudo: sin máquina ni teclado. Puede apreciarse el armazón, clavijero, encordado y mecanismo de pedales”

-¿Tener formación musical contribuye a tu tarea?

-Sí, claro. Si bien no es excluyente (hay técnicos afinadores que no son músicos), el hecho de ser músico siempre te da un plus. Cuando un pianista requiere algo determinado en el instrumento, siendo músico uno “habla su mismo idioma”, es decir, entendés qué es lo que está pidiendo y qué pretende del instrumento. Además, es muy importante mientras se realiza el trabajo (y al terminarlo), tener la posibilidad de probarlo uno mismo y saber cómo suena, cómo responde. De esa forma se pueden detectar posibles problemas y solucionarlos antes de que los tenga que descubrir el propio pianista con el uso.

-¿Afinás con el oído?

-Sí, la afinación “con el oído” se denomina afinación aural. Utilizo un método austríaco que Zinna Pianos adoptó después de una formación profesional que hizo mi tío en la famosa fábrica de pianos Bösendorfer en Viena. Es la forma de afinar con la que aprendí y con la que llevo adelante esta profesión, y si bien hace años que existen aparatos electrónicos especiales para afinar pianos, hasta el momento no existe ningún dispositivo que supere en calidad y precisión de afinación a un buen oído entrenado.

“Interior de un piano vertical. Arriba clavijero, desde donde se afinan cada una de las más de 220 cuerdas. Debajo la máquina y en la parte inferior, el teclado (en este caso de 85 notas y no las 88 de un piano moderno, por tratarse de un piano de más de 100 años de antigüedad)”

-¿Qué tipo de pianos encontramos en Argentina y en Mendoza?

-En su inmensa mayoría, como en todo el país, los pianos con los que contamos en Mendoza son muy antiguos. Gran parte de ellos son instrumentos que tienen entre 80 y 120 años de antigüedad. Algunos llegaron con sus dueños inmigrantes desde Europa, otros fueron adquiridos por las casas de venta de pianos argentinas que los traían nuevos desde el exterior para comercializarlos aquí. Los de esa época son en gran medida pianos de origen alemán y estadounidense. En la camada de pianos anterior, de finales del siglo XIX, se veían muchos pianos franceses y alemanes, mientras que a finales de la década del 1930 y principios de la década del 1940 comenzaron a proliferar los pianos nacionales. Existió desde 1938 hasta el año 1994 la fábrica “La Primera”, en Pilar (provincia de Santa Fe), que construía pianos bajo sus diferentes marcas, además de los importados que ya teníamos en el país y que seguían comercializándose. Por supuesto que también hay instrumentos procedentes de otros países europeos como Inglaterra, España y Austria, y un poco más acá en el tiempo, asiáticos, al principio de origen japonés, luego coreanos y en los últimos años cada vez más de origen chino.

Siempre afirmo que los técnicos afinadores de esta parte del globo terráqueo tenemos ventaja con respecto a nuestros colegas del primer mundo, ya que mantenemos vivos pianos que en muchos países son piezas de museo hace rato. Esto nos obliga a ser técnicos mucho más integrales e inventivos, porque con muchos menos recursos (materiales, logísticos y económicos) debemos mantener óptimos y funcionales instrumentos que, en Europa por ejemplo, se consideran prácticamente obsoletos y más cercanos a ser piezas de museo que instrumentos musicales operativos.

-¿Además fabricás cuerdas para pianos?

-Sí. Es complicado y muy caro proveerse de materiales y herramientas para reparar, ya que debemos importar prácticamente todo. Debido a esas dificultades, hay algunos repuestos, máquinas y herramientas que las fabricamos nosotros mismos y logramos las mismas características y calidad de las importadas. Eso nos permite ser autosuficientes en algunos aspectos y bajar costos en otros. Respecto a las cuerdas, adquirimos material alemán específico de la más alta calidad en la industria y así, desde hace muchísimos años, en Zinna Pianos fabricamos cuerdas bordonas para pianos. Son básicamente cuerdas alemanas, exactamente iguales que las que se compran en el viejo continente y con las que vienen equipados los pianos más caros del mundo, pero fabricadas aquí por nosotros. Puedo decir con orgullo que somos los únicos fabricantes en Cuyo y uno de los pocos del país.

“Instrumentos de regulación”

-¿Proyectos futuros?

-Permanentemente estoy estudiando, innovando, experimentando e investigando todo lo que respecta a la profesión y a las últimas tendencias en el mundo. Siempre respetando la historia y tradición de la profesión y de mi linaje de familia vinculada a los pianos y armonios desde hace más de medio siglo. El combo entre tradición e innovación es parte de la identidad y sello distintivo de Zinna Pianos.

Me considero un obsesivo en cuanto a estar al tanto de las últimas tendencias de la industria mundial de los pianos, para adaptarlas y llevarlas a mi labor diaria. La forma en la que trabajo y en la que me formé es igual a la que se practica en países como Alemania, sin lugar a dudas un referente absoluto en nuestra profesión. Mi taller está diseñado y planificado para esa forma y esos procedimientos de trabajo, logrando algo así funcionar como una típica empresa alemana del rubro (en todo el sentido de la palabra), pero en el corazón de Mendoza. Es un trabajo de altísima precisión, que en algunos puntos se asemeja al de un relojero, por lo que ser perfeccionista y obsesivo en este rubro es una virtud que se refleja en el resultado final.

Por todo esto me proyecto a futuro en esa misma línea de innovación y tradición. Ojalá en un algún momento mi hija Valentina o algún sobrino elija continuar con este legado. Quedará en ellos decidirlo.

 

Profesora Alejandra Cicchitti
Columnista de Arte y Cultura
Facebook: alejandra.cicchitti
Instagram: alecicchitti 

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