La mujer que viene a terminar con los barras: «Esta pelea va en serio»

La nueva titular del Comité de Seguridad en el Fútbol habla del desafío de terminar con la violencia. Dice Valeria Sikorski que el punto clave es «sacarles los negocios»

«Puedo ser amable, hacerte ojitos, pero soy de hierro», anuncia Valeria Sikorski, ojos celestes, 41 años y madre de tres hijos, que no da con el physique du rol de la mujer que puede meter tras las rejas a todos los barras de la Ciudad. Pero las apariencias, dicen, engañan: es la funcionaria elegida por el gobierno porteño para terminar con el flagelo de la violencia en el fútbol. Nombrada en el cargo el martes pasado, su debut será mañana en River-Defensa y Justicia. Y tendrá otra prueba de fuego el domingo, cuando deba lidiar con el clásico entre San Lorenzo y Huracán. La nueva titular del Comité de Seguridad en el Fútbol sonríe cuando se le comenta sobre ese prejuicio futbolero y afirma: «Diego Santilli (por el vicejefe de Gobierno y ministro de Seguridad) me convocó para enfrentar a los barras y atacar sus fuentes de financiamiento. Y eso precisamente es lo que voy a hacer: no tengo miedo y mucho menos me va a temblar el pulso a la hora de actuar contra quienes impiden que el fútbol sea un espectáculo para toda la familia».

La oficina de Sikorski, en el primer piso del edificio del Ministerio de Seguridad en el barrio de La Boca, es bastante austera. Libre de cuadros y portarretratos, sobresalen en el escritorio cinco aparatos: tres celulares, un Handy para modular con la frecuencia policial y otro intercomunicador. «Vivo las 24 horas con estos cinco dispositivos», confiesa. Sabe que se convirtió en la primera funcionaria argentina en un máximo cargo estatal de lucha directa contra la violencia en el fútbol. Y tiene un pasado que, como mínimo, llama la atención para llenar todos los casilleros que requiere el puesto. Abogada recibida en la UBA, se especializó en derecho administrativo y hasta 2014 trabajó en esa área, cuando fue convocada por el Gobierno de la Ciudad para dirigir la sección legal del área custodia de bienes, que se encarga de cuidar los edificios estatales. Y en 2016 asumió como jefa de gabinete de la Subsecretaría de Seguridad, convocada por Juan Pablo Sassano, y desde allí auditó operativos masivos. Pero la falta de especialización en estudios sobre violencia en el fútbol no la intimida.

«La teoría aporta, pero yo me hice en la práctica. Vengo de una familia futbolera aunque a mí este deporte mucho no me atrape: salvo Mundiales es difícil que vea un partido. De hecho por mi trabajo hace dos años que voy a la cancha y ni miro cómo sale el encuentro, sino que me preocupo porque nada malo ocurra. Sé que por el hecho de ser mujer tengo que vencer más barreras a la hora de dar órdenes y más en el mundo del fútbol. Pero tengo claro el objetivo. En este último tiempo me hice cargo de lo que sucede fuera del anillo de seguridad en los estadios los días de partido, como perseguir a los trapitos y las distintas contravenciones. Sé del tema y estoy preparada para afrontar el reto».

 

Alguien podría chicanearla como en algún momento hizo Scioli con Macri, en el debate presidencial previo a la elección de 2015, con la frase «si no pudiste con los trapitos, mirá si vas a poder con los barras», pero Sikorski, rápida de reflejos, contraataca: «Estoy sacando toda una nueva normativa la próxima semana sobre este tema que ataca no sólo a los trapitos sino también tipificará como delito la connivencia de los policías con estos. No es que hasta ahora no pude, sino que se necesitaba apoyo de todas las áreas. Ahora estará la ley y ya tengo el compromiso de la Justicia para actuar in fraganti. Además, voy a trabajar en conjunto con Nación y Provincia, y lo primero que hicimos fue coordinar el ingreso de cientos de barras al programa Tribuna Segura. Voy a controlar personalmente para que ninguno pueda entrar a los estadios. Esta pelea va en serio. Y no sólo contra los violentos sino también contra quienes les dan de comer: voy a accionar contra todo dirigente que no se alinee con esta política y tenga connivencia».

Pero quizá, el desafío más importante que enfrenta es atacar el corazón financiero de la barra. «Ese es mi objetivo. Para acabar con ellos, tenés que sacarles el negocio. Por eso mi norte es terminar con los puestos de comida ilegal en las calles, el merchandising trucho, la reventa de entradas. Ya pedí que espacio público revoque todos los permisos de venta que entregaron. El entorno va a estar limpio de los negocios que permiten hacer dinero a los barras. Y predico con el ejemplo: junto a la fiscal Celsa Ramírez hicimos un procedimiento en los alrededores de la Bombonera donde decomisamos entre dinero y mercadería una suma cercana a los 15 millones de pesos. Yo hablo con los hechos», afirma tajante.

-¿No tiene temor qué ese accionar la ponga en la mira de los barras?

-No. No me dan miedo. Es más, no me fijo si el que delinque es barra o cualquiera. Acá lo importante es crear un entorno seguro para el espectáculo futbolístico. Y estoy feliz que hayan recurrido a mí para esta función.

-Supongo que como todo el mundo tiene amigas.

-Sí, claro.

-¿La felicitaron o se compadecieron por el nuevo cargo?

-Hubo de todo. Pero ellas, que me conocen, saben algo importante: yo no soy Heidi.

-Ahora deberá hacérselo entender a los barras.

-Ese no es mi problema. Aquel que se ordene y quiera participar de la fiesta del fútbol, bienvenido sea. El que no entienda que los tiempos cambiaron, conmigo la va a pasar mal. Eso se lo aseguro.

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